En un mundo con altos niveles de desigualdad y sobreexplotación, es imperante fortalecemos e impulsamos procesos de producción social que pongan al centro la dignidad del ser humano, así como el respeto y la defensa de nuestra casa común.

Acompañamos a los Pueblos Indígenas en su lucha por una vida digna, expresada por las comunidades con el concepto del Buen Vivir. Apoyamos la educación intercultural que es un  enfoque  educativo con carácter inclusivo, basado en el respeto y la valoración de la diversidad cultural.

Fortalecemos los procesos jesuitas que tienen como principal objetivo la Reconstrucción del Tejido Social por la Paz; respondiendo a demandas de apoyo de comunidades y ayuntamientos. Asimismo, apoyamos procesos y proyectos que burindan justicia, amparo y exigen respeto de los derechos humanos.

Apoyamos los programas que desarrollan el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) y el Servicio Jesuita a  Refugiados (SJR) en México. Se centra en la defensa y el respeto de los derechos humanos de la población migrante en territorio mexicano y de sus familias.

Como estrategia de defensa ante el mercado y la globalización que convierte a la salud en un bien costoso, apoyamos el impulso a procesos de salud comunitaria, como un derecho humano fundamental que sitúa en la responsabilidad de la salud en la persona, la familia y la comunidad.

Apoyamos el fortalecimiento de la Espiritualidad Ignaciana, que es una espiritualidad de cara al mundo, donde el desarrollo de la espiritualidad se realiza de acuerdo al contexto específico de cada comunidad y se pone al servicio de quienes la conforman.